06/04/2020 16:13 Lectura: 2 min (541 palabras)
Es necesario integrar los elementos naturales, como estrategia en el diseño urbano. A diario, ciudades como Caracas, Puerto La Cruz, Barcelona, Punto Fijo, Maturín, Maracaibo, entre otras, van adaptando su rutina a los nuevos retos del calentamiento global inventando formas para convivir con él y al tiempo ayudar a su control. Es por ello, que gran parte del futuro de éstas ciudades Venezolanas; está escrito con crudo extra pesado de la Faja Petrolífera del Orinoco, ya que ésta dispone de 360 mil millones de barriles de reservas probadas y certificadas, para atender la demanda mundial actual, al menos, por los próximos 200 años; ya que el negocio de los hidrocarburos en Venezuela, se despacha desde estas localidades.
A sabiendas de esta realidad, seguiremos siendo un país petrolero y gasífero; con un conjunto de atributos especiales como el gentilicio del Venezolano, las potencialidades de la planta turística con sus atractivos naturales clase cinco de la Isla de Margarita, Mérida, Falcón, Los Roques y Bolívar, los reservorios de agua dulce del Occidente y Sur del país, las tierras fértiles de Portuguesa, Lara, Yaracuy, Trujillo y del Guárico, las minas de sal de la Península de Araya y de Puerto Escondido en la Península de Paraguaná, las minas de oro, coltán y hierro de Bolívar, etc.
Gracias al aporte de la renta petrolera en los últimos cien años, producto de las inversiones locales y foráneas, dichas ciudades como el resto del país, fueron creciendo y desarrollándose con su gente. Unas, con mejor planificación urbana que otras. Con el pasar de los años, algunas de ellas, ya muestran síntomas de cansancio en sus viejos y bonitos diseños arquitectónicos. En estos tiempos, lo anteriormente expuesto, sirve de marco referencial para generar diseños urbanos más ecológicos y sostenibles; evitando en un futuro cercano, afrontar posibles problemas de masificación y deshumanización. Esto, debe venir acompañado de un conjunto de políticas públicas; por medio de planes de desarrollo territoriales y urbanos junto a las ordenanzas municipales, con el fin de atraer la inversión pública y privada, con propuestas de mobiliario urbano y proyectos de paisajismo con diseños vanguardistas, orientados a un entorno más verde y habitable, destacando recursos como la generación de energía fotovoltaica para la recarga de dispositivos móviles, el alumbrado público de avenidas, comercios, fábricas o cualquier otra de utilidad ciudadana.
Seguidamente, debemos incrementar los metros cuadrados dedicados a las zonas verdes urbanas con programas de ornato y embellecimiento de las ciudades, acompañado de cultivos organopónicos para el bienestar colectivo, logrando una reducción del nivel de contaminación atmosférica; además de sus efectos psicológicos que esto produce. Convertir las azoteas de los ministerios, colegios, universidades, centros de salud, centros comerciales y conjuntos residenciales en jardines y huertos urbanos, es el reto.
La horticultura urbana y periurbana es una buena opción
Por último, debemos trabajar uniendo esfuerzos y voluntades colectivas, sin mezquindades políticas y sin sentido de protagonismo alguno; para que nuestras ciudades de esta Venezuela hermosa como su gente, sean más habitables y sirvan de encuentro para una sociedad más saludable, humana, amable y llena de paisajes verdes. El contacto con la naturaleza, alimenta el alma y mejora nuestra calidad de vida.
Con ciudades verdes se incrementan los espacios naturales para el uso de la recreación, mejorando la calidad del aire y baja en la temperatura.
Dr. José Leal
CEO de Educfy
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