08/04/2020 12:33 Lectura: 2 min (526 palabras)
En Venezuela, es necesario construir un tejido sobre el modelo de desarrollo a seguir, el cual debe partir de abajo hacia arriba, con un enfoque basado en la economía social y productiva.
El desarrollo turístico de cualquier Estado Nación, va de la mano con la planificación turística desde el ámbito estratégico con el Plan de Desarrollo en materia turística, pasando a lo operacional con los planes de acción, convertidos en proyectos y programas regionales, municipales, parroquiales y comunales; siendo la política turística, la directriz para desarrollar el ecosistema dónde conviven los diversos factores relacionados al sistema turístico nacional, entiéndase sector público y privado.
El sector turismo en todas sus vertientes (turismo de aventura, eventos, ecoturismo, agroturismo, etc), genera una dinámica de oportunidades de empleo, capacitación, ingresos en divisas y las inversiones necesarias para el desarrollo del país. El modelo de empresas mixtas con participación del Estado con las comunas; o las comunas con el sector privado; o las tres inclusive; es una opción más entre otras, con el fin de sumar esfuerzos colectivos, experiencias y recursos, potenciando el destino turístico, que a larga, eso se traduce en bienestar social, ayudando al posicionamiento de la marca Venezuela.
La organización comunal, es clave para desarrollar “n” cantidad de proyectos o programas en esta materia; como por ejemplo: un programa de “Pueblos Dignos, Vivos y Alegres”, donde el poder popular de las poblaciones de Adícora (Península de Paraguaná), Isnotú (Trujillo) o Caicara de Barcelona (Anzoátegui); sienten las bases en la generación de propuestas factibles y vaya de abajo hacia arriba (a la inversa) el modelo de planificación y desarrollo, permitiéndoles empoderarse de su destino, generando la presión necesaria en el sistema turístico nacional y dejando en el olvido la etiqueta #soyunpueblofantasma. Las potencialidades turísticas de las poblaciones anteriormente indicadas, se pierden de vista; desde la práctica de deportes extremos en Adícora como kite surfing y velerismo, pasando por Isnotú haciendo turismo religioso, y degustar un rica paledonia con una taza del mejor café de Venezuela “Made in Bocono City” y conversar con ese Trujillano o Trujillana alegre y orgulloso de su tierra, hasta llegar a Playa Pepe en Caicara de Barcelona y disfrutar de la pesca de camarones y su espectacular atardecer en la puerta de entrada al Caribe Venezolano. Esto, no son cuentos de caminos; son las bondades de nuestros pueblos dignos, vivos y alegres, que se niegan a morir en el olvido.
El desarrollo debe estar al servicio del hombre Para los pobladores, turistas o conocedores de estas localidades, los nudos críticos fundamentales radican en la prestación de los servicios de electricidad, agua, telefonía, seguridad, transporte y recolección de la basura, entre otros. Abocarse a atender estos problemas de manera eficiente, es responsabilidad de unos y corresponsabilidad de otros. Mientras tanto, la formación turística es otro vértice del plan a desarrollar. Construir una plataforma virtual, desde INATUR o desde las Corporaciones de turismo regionales, para generar acciones de formación en preparación de alimentos, panadería, repostería, atención al público, administración de empresas turísticas, reparación de motores fuera de borda, idiomas, plomería, electricidad, entre otros, resulta buena opción, con el fin de nivelar y acreditar los saberes aprendidos.
Destrancar estos nudos críticos, es la tarea a resolver. La inversión pública y privada, es necesaria para atender estos ejes de desarrollo de manera oportuna y segura.
Dr. José Leal
CEO de Educfy
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